Propios objetivos y principios de su trabajo terapéutico
Virginia Satir quería crear condiciones bajo las cuales el cliente pudiera realizarse sin obstáculos.
Ella valoraba especialmente el equilibrio entre los intereses individuales y la preservación del sistema familiar. Otro punto importante que veía era empoderar a sus clientes para que pudieran enfrentar sus problemas.
Para alcanzar estos objetivos, introdujo algunas suposiciones en el proceso terapéutico:
1. Enfoque orientado a soluciones en el presente y futuro
(en lugar de un enfoque orientado a problemas en el pasado)
Virginia Satir siempre dirigía la atención de los clientes hacia el presente y el futuro. Solo para Rapport construir, demostrar patrones de interacción de manera clara o representar eventos pasados de una nueva manera y así darles un significado más positivo en el presente, se ocupaba del pasado.
Las siguientes preguntas objetivo guiaron el trabajo de Virginia Satir:
- "¿Qué quieres?"
- "¿Cómo sabrás que lo has logrado?"
- "¿Qué te impide ahora?"
- "¿Qué necesitas para conseguirlo?"
Ella también valoraba mucho que estas preguntas no fueran generales o abstractas, sino específicas en sentido. Con un objetivo formulado de manera positiva, el cliente tiene la posibilidad de cambiar algo por sí mismo, está en su poder mejorar su situación. Solo así un objetivo es útil y empodera a una persona. Una vez que un cliente había mencionado un objetivo positivo, Virginia Satir se concentraba completamente en alcanzar ese objetivo. Si una intervención específica no funcionaba, intentaba alcanzar el objetivo con otras posibilidades e intervenciones.
2. Intenciones positivas
Virginia Satir asumía que cada persona, sin importar cuán negativo pudiera ser su comportamiento, tenía buenas intenciones. A través de este enfoque, es posible, en lugar de pelear o hacerse reproches, manejar constructivamente los comportamientos negativos y buscar juntos alternativas de acción.
3. Acción
Otra razón de la poderosa efectividad de Virginia Satir radicaba en su insistencia en la acción. No se conformaba con que los clientes describieran sus formas de actuar o captaran verbalmente nuevas alternativas de acción.
Solo cambiamos cuando vivimos plenamente los eventos y percepciones. Y dado que preferimos mostrar comportamientos familiares, debemos practicar activamente nuevos comportamientos para familiarizarnos con ellos. También aplicamos nuevos comportamientos solo cuando tenemos experiencias positivas concretas con ellos, que antes estaban fuera de nuestro mundo de representación.
Ella misma también actuaba y se movía mucho dentro de la terapia. Así, establecía contacto individual con cada uno de los miembros de la familia. Cuando las interacciones eran improductivas, a menudo las interrumpía colocándose entre las dos partes y así interrumpía el contacto (visual) entre ambas para trabajar luego con cada persona por separado. Después, volvía a su posición y los clientes podían interactuar nuevamente.
4. Igualdad
A través de la igualdad de todos los involucrados, tanto en la relación terapeuta-cliente como entre los diferentes miembros de la familia, se obtienen varias ventajas. Por un lado, se hace evidente para todos los involucrados cómo las luchas por la dominancia afectan negativamente y complican la comunicación. Por otro lado, el terapeuta no se ve involucrado en la jerarquía familiar. Además, la igualdad enfatiza más las similitudes entre los miembros de la familia que las diferencias. Las disputas y conflictos suelen basarse en información insuficiente y en la percepción de diferencias.
En cambio, la comprensión y la empatía se basan en información completa y en la percepción de similitudes. Por lo tanto, es muy importante resaltar las similitudes y mantener las diferencias lo más pequeñas posible.
Virginia Satir estableció igualdad, por ejemplo, haciendo que los niños se sentaran en una silla, de modo que estuvieran a la altura de los adultos. También a menudo se incluía en los problemas de sus clientes utilizando el pronombre "nosotros".
Otro aspecto de su trabajo docente era su flexibilidad de roles. Ella asumía que "cada uno puede ser maestro o alumno del otro". Esto se refleja, por ejemplo, en que siempre se aseguraba con todos los involucrados y preguntaba si había entendido correctamente un determinado asunto y también pedía mejoras.






