Modelo de salutogénesis

Así como pensamos sobre el mundo, se nos revelará. Si tomamos la vida como un juego, estaremos dispuestos a aceptar desafíos; si consideramos nuestra vida como un destino, actuaremos en consecuencia – o no, porque el destino, como se sabe, está predeterminado.

Aaron Antonovsky (1923–1994), un sociólogo médico estadounidense que emigró a Israel en 1960, se ocupó de la pregunta de por qué algunas personas no se enferman a pesar de una carga extrema. Para ello, investigó a antiguos prisioneros de campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial y desarrolló el modelo de la salutogénesis.

“¿Por qué las personas – a pesar de muchas influencias potencialmente perjudiciales para la salud – permanecen sanas? ¿Cómo logran recuperarse de las enfermedades? ¿Qué es lo especial en las personas que no se enferman a pesar de cargas extremas?” Estas son las preguntas centrales que planteó Antonovsky.

Desarrolló el concepto de salutogénesis (del latín salus: salud, felicidad; y del griego genesis: origen). Antonovsky lo vio como un contrapunto a la patogénesis, es decir, a la focalización en la aparición y tratamiento de enfermedades. La salutogénesis significa considerar a las personas como simultáneamente más o menos sanas y más o menos enfermas.

Para la comparación entre el pensamiento de la medicina tradicional y su enfoque, Antonovsky utilizó una metáfora:

“El enfoque patogenético quiere rescatar a las personas con gran esfuerzo de un río embravecido, sin pensar en cómo han caído en él y por qué no pueden nadar mejor. Desde la perspectiva de la educación para la salud, en cambio, las personas no saltan voluntariamente al río y al mismo tiempo, se niegan a aprender a nadar.”

Y Antonovsky escribió además:

“Mi suposición fundamental es que el río es el flujo de la vida. Nadie camina seguro por la orilla. Gran parte del río está contaminado, y hay corrientes, rápidos y remolinos. Mi trabajo se dedica a la pregunta: ¿Cómo se convierte uno – dondequiera que se encuentre en el río – en un buen nadador?”

Si una persona es sacada del río, si el río es calmado o si se le enseña a nadar, depende de las condiciones individuales. La capacidad de “nadar” Antonovsky la denomina el sentido de coherencia – el llamado Sentido de Coherencia (SOC).

Los tres componentes del sentido de coherencia

La Sentido de Coherencia describen una actitud fundamental hacia la vida que se basa en tres componentes:

  • Comprensibilidad: En qué medida se perciben los eventos internos y externos como ordenados, explicables y predecibles – en lugar de caóticos y arbitrarios.
  • Manejabilidad: La convicción de que se dispone de suficientes recursos para enfrentar desafíos – ya sea desde uno mismo o con la ayuda de otros.
  • Significatividad: La evaluación de que las tareas de la vida valen la pena ser dominadas. La significación proporciona motivación y se considera el componente más importante del SOC.

¿Cómo se genera un SOC fuerte?

El contexto cultural, social, familiar y personal – así como el azar – crean lo que se llama recursos de resistencia generalizados: como la seguridad material, el conocimiento, la inteligencia, la autoestima, las estrategias de afrontamiento, la estabilidad cultural, la cosmovisión, la fe, la integración social y un estilo de vida saludable. De ellos surgen experiencias de vida que están marcadas por la consistencia, la co-creación y el equilibrio entre la sobrecarga y la subcarga. Estas experiencias son decisivas para la fuerza del sentido de coherencia.

Si faltan estos recursos, Antonovsky habla de déficits de resistencia generalizados. Estos afectan tanto las experiencias de vida como el desarrollo de un SOC fuerte.

En resumen: Una actitud que considera el mundo como comprensible, manejable y significativo proporciona la base cognitiva y motivacional para enfrentar con éxito los estresores. Las personas con un SOC fuerte tienden menos a comportamientos perjudiciales para la salud como fumar o el consumo excesivo de alcohol, ya que sufren menos estrés y están más motivadas para cuidar de su salud.

Sin embargo, Antonovsky también enfatizó que el estrés tiene un impacto directo en el organismo. El cerebro, el sistema inmunológico y otros sistemas del cuerpo están estrechamente interconectados. Estresores intensos o prolongados pueden alterar este equilibrio y, por lo tanto, afectar la salud.