Yo y autoestima

Todas las personas buscan la totalidad de su yo. Virginia Satir consideró el concepto de yo de manera sistémica. Ella lo entendía como una interacción dinámica constante entre diferentes niveles. En este sentido, partió igualmente de factores físicos, intrapsíquicos, espirituales, interpersonales, contextuales y sociales.

Para ella, la autoestima era aquellas ideas y sentimientos que hemos desarrollado sobre nosotros mismos a lo largo de nuestra vida.

Tuvo la experiencia de que la mayor parte de los problemas humanos se deben a una autoestima demasiado baja. Al mismo tiempo, también tuvo la experiencia de que la mayoría de las personas tienen una autoestima muy baja.

Alguien con una autoestima baja no se valora ni se respeta a sí mismo y espera lo mismo de los demás. Espera literalmente ser traicionado y engañado. Y a través de esta expectativa, invoca sus peores temores (profecía autocumplida). Para protegerse, se encierra detrás de un muro de desconfianza y se hunde en la soledad y el aislamiento. Le resulta difícil verse con claridad, ya que se aleja cada vez más de sí mismo y de los demás.

Autoestima débil y fuerte

Nuestro autoestima parece depender de cómo se nos trató en nuestra familia de origen durante los primeros cinco a seis años de vida.

Los comentarios que recibimos en ese tiempo sobre nosotros y nuestro comportamiento determinan nuestros sentimientos actuales hacia nosotros mismos y, por lo tanto, nuestra forma de enfrentar desafíos y nuestra capacidad de comunicación.

Así, los padres pueden influir de manera decisiva en la autoestima de su hijo a través de su comunicación. El gran problema es que la mayoría de las personas no son conscientes de las peculiaridades de su comportamiento comunicativo y así las buenas intenciones de los padres se ven socavadas por un comportamiento no verbal inadecuado.

Estos patrones de interacción destructivos a menudo se transmiten de generación en generación. Sin embargo, Virginia Satir creía que estos patrones de interacción, que son aprendidos, también pueden ser desaprendidos. Estaba convencida de que cada uno puede aumentar su autoestima y reconocer y trabajar en sus patrones de interacción destructivos.